sábado, 29 de octubre de 2011

Érase una vez...

Puede que la casualidad quiso que nos encontrásemos o puede que estuviera escrito en nuestro destino. Da igual porque ahora lo sé. Ella es una perla de mi vida. Una persona que no conocía pero que se me apareció y marcó mi mundo. Una joya que me regalaron. Y se que aunque pasen los años siempre la conservaré. Eso confirma qué gran perla es, pues el tiempo no la quita nada de su brillo ni de su intensidad. Con el tiempo algunas perlas pasan a ser diamantes. Un diamante es una de esas personas que se hace tan básica y tan importante en tu vida que parece creada únicamente para ti. Ella es un alma que se ha fundido con la mía y juntas somos invencibles. Una mirada, una palabra, una canción basta para que nuestros momentos sean inolvidables, especiales. Y es que a su lado soy mejor. Gracias a ella, un año que podía haber sido uno de los peores de mi vida se ha convertido en uno de los mejores y con diferencia. Me dio todo, fue capaz de compartir conmigo su mayor tesoro e hizo que yo me convirtiera en una de sus motivaciones. Ella tiene un don. ¿Alguna vez has tenido la sensación de estar llena por dentro cuando una persona está a tu lado, de estar feliz a pesar de todo? Pocas personas han conseguido eso en mi vida. Que sabia es esa frase que dice “los amigos verdaderos se cuentan con los dedos de la mano” o esa otra que dice “quien tiene un amigo tiene un tesoro”. Que afortunada me siento por poder llamarla AMIGA. Gracias. (S)

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